Enseñar y aprender…
ésa es la cuestión

Paula R. Ghione[*]


Enseñar no es transferir conocimiento,
es crear las condiciones para su construcción.

PAULO FREIRE


Enseñanza, pedagogías críticas, didáctica. Tres conceptos que, si bien pertenecen a campos diferentes, aquí se relacionan para pensar la escuela, porque son ideas que circulan por los ámbitos educativos y los espacios de formación pero que pocas veces interrogamos, discutimos y desafiamos. En anteriores artículos nos preguntamos: ¿Puede ser que los docentes apliquemos las pedagogías críticas sin saberlo? ¿Qué nos aportan a la hora de pensar la enseñanza?, ¿y el aprendizaje?, ¿y los contenidos por enseñar?, ¿o todos ellos juntos? También queremos introducir aquí una idea provocadora: ¿Hay relación entre el constructivismo y Freire en la escuela? La intención es acercar estas preguntas y mezclarlas para ensayar respuestas que, lejos de ser definitivas, intentan desacartonar aquello que hacemos en la escuela (o lo que no hacemos). Sabemos que puede ser un núcleo duro, pero hacia él vamos.




c Enseñar y aprender… ésa es la cuestión

Pedagogía, didáctica y psicología. Tres disciplinas, tres objetos de estudio que entran al ámbito escolar y no están tan alejados uno del otro como parece. Mientras que la pedagogía estudia la educación como un fenómeno sociocultural, la didáctica se enfoca en las acciones que se llevan adelante en el acto educativo (más puntualmente la enseñanza en la escuela), y la psicología se encarga de ver cómo es que los sujetos aprenden. Si en la escuela nos enfocamos en la tríada educativa: docente que enseña, alumnos que aprenden y conocimiento por enseñar, podemos poner en relación estas tres disciplinas a la hora de pensar el aula y, asimismo, al retomar algunos de los conceptos que desarrollamos en un artículo anterior cuando hablamos de la pedagogía crítica y de Paulo Freire.



El constructivismo es una corriente pedagógica y también psicológica que se fundamenta en la interacción,[1] así como en las herramientas que se les entrega a los sujetos para que construyan su conocimiento, al mismo tiempo que explica el modo en que los sujetos aprenden. Es una bisagra entre la pedagogía y la psicología puesto que, según el autor desde donde nos posicionemos, vamos a mirar el desarrollo cognitivo del sujeto, la enseñanza o el contexto sociocultural. En palabras de Carretero, “no se puede decir de ningún modo que el constructivismo sea un término unívoco. Por el contrario, creemos que puede hablarse de varios tipos de constructivismo. De hecho, es una posición compartida por diferentes tendencias de la investigación psicológica y educativa. Entre ellas se encuentran las teorías de Piaget, Vygotsky, Ausubel y la actual Psicología Cognitiva…” (2004, 20).

Haciendo un salto aquí, con la intención de traer nuevamente a Paulo Freire y vincularlo con lo que veníamos diciendo, podemos afirmar que, si bien él nunca habló puntualmente de constructivismo, vamos a analizarlo, también, a la luz de esta teoría que tiene plena vigencia en la escuela (o al menos pretendemos que la tenga).

En el epígrafe de este texto, Freire habla de enseñanza, de cómo enseñar y de quien la lleva adelante. En Cartas a quien pretende enseñar, Freire describe a la escuela como un lugar “que, a la vez que continúa siendo un tiempo-espacio de producción de conocimiento en el que se enseña y en el que se aprende, también abarca el enseñar y aprender de un modo diferente. Una escuela en la que enseñar ya no puede ser ese esfuerzo de transmisión del llamado saber acumulado que se hace de una generación a la otra, y el aprender no puede ser la pura recepción del objeto o el contenido transferidos. Por el contrario, […] el enseñar y el aprender también giran alrededor de la producción de esa comprensión, tan social como la producción del lenguaje, que también es conocimiento” (1993, 20).

¿Podemos decir que Freire se ocupa de la pedagogía solamente porque se centra en el acto educativo como un fenómeno sociocultural? Lo explicitado anteriormente enfatiza el no. La pedagogía crítica se centra en el acto educativo como una práctica de libertad, y para Freire la enseñanza no puede estar ajena a ello: quien enseña debe tener la responsabilidad de asumir un compromiso ético, pedagógico y también político, comprometiéndose con aquello que enseña y preparándose para aquello que enseña. Nadie puede enseñar lo que no sabe, pero tampoco se puede aprender aquello que no se vincule con algo de lo que trae.

En este punto, podemos meter a la fuerza, algunas ideas del constructivismo en su sentido más puro. De la mano de David Ausubel[2] analizamos su concepto de aprendizaje significativo, que resume la idea de que aprender es sinónimo de comprender (término que asimismo emplea Freire para pensar el enseñar y el aprender), pero también de que no hay aprendizajes posibles si los nuevos conocimientos no se asientan en los anteriores, y allí es donde el acto de enseñar resulta clave. Para que este aprendizaje significativo sea posible, Ausubel ubica la planificación de puentes cognitivos u organizadores previos como aquellas estrategias que el docente pone a jugar para enlazar lo nuevo que debe enseñar con lo que ya sabe el alumnado. Por eso es tan importante conocer lo que éste sabe y, también, manejar fuertemente el contenido por enseñar. Como dice Juan Ignacio Pozo, “para plantear problemas de historia, hay que saber mucho de historia” (Monereo y Pozo, 2003, 16).

Así, los puentes que propone el docente para que ese aprendizaje significativo se produzca deben basarse, fundamentalmente, en los problemas disciplinares que permitan al alumnado realizar un salto cualitativo entre lo que ya sabe (y que no le alcanza para resolver tales problemas) y lo nuevo que se tiene que enseñar y que se constituye en nuevas herramientas para resolver los problemas planteados. Por lo tanto, el docente debe saber más de lo que tiene que enseñar; tiene una responsabilidad ético-pedagógica que no puede ignorar.


Ausubel ubica la planificación de puentes cognitivos u organizadores previos como aquellas estrategias que el docente pone a jugar para enlazar lo nuevo que debe enseñar con lo que ya sabe el alumnado


Volviendo entonces a Freire, es interesante ver que, cuando habla acerca de enseñar, pareciera compartir esas ideas con el constructivismo, porque, si bien, tampoco para este último la enseñanza se trata de una transferencia sino de puentes cognitivos de las estrategias que el docente pone a jugar para relacionar los saberes que porta el sujeto y lo nuevo que va a enseñar, Freire va más allá al afirmar que enseñar es crear las condiciones para la construcción de conocimiento. Entonces, si en la escuela se reproducen las condiciones de dominación planteando una educación bancaria,[3] lo que allí se enseñe o se aprenda, ¿será funcional para las experiencias de dominación? ¿Qué debiera pasar en la enseñanza para que la experiencia sea otra y no una de reproducción? Tal vez, promover una educación emancipadora con saberes emancipadores, que sean herramientas para que los sujetos puedan utilizarlas en el afuera; ello servirá para promover otro tipo de relaciones sociales, que cuestionen y desnaturalicen las existentes.

Al mismo tiempo, Freire sostiene:

La tarea del docente, que también es aprendiz, es placentera y a la vez, exigente, requiere seriedad, preparación científica, preparación física, emocional y afectiva. Es una tarea que requiere, de quien se compromete con ella, un gusto especial por querer bien, no solo a los otros sino al propio proceso que ella implica. […] La de enseñar es una tarea profesional que exige amorosidad, creatividad, competencia científica, pero que rechaza la estrechez cientificista, que exige la tarea de luchar por la libertad sin la cual la propia tarea perece […] [Aceptar la identificación de la figura de la maestra con la de la tía][4] […] significa quitarle algo fundamental a la maestra: su responsabilidad profesional de capacitación permanente, que es parte de su exigencia política… (1993, 27-28).

¿Pareciera ser una utopía, pero cuántas veces nuestros estudiantes nos preguntan acerca del para qué de algunos contenidos enseñados en la escuela? Es verdad que, si lo vemos en términos utilitarios, seguiremos encuadrados en una postura mercantilista que encuentra en la lógica de la sociedad de consumo, la demanda de lo que se debe enseñar en la escuela para proveer la mano de obra “mal pagada”, diría Freire. Sin embargo, esa pregunta podría enmarcarse tranquilamente en una posición que exija que los contenidos sean realmente “objetos cognoscentes”, herramientas de transformación, que vayan más allá de la escuela.

Salirse de la lógica del aprendizaje escolar,[5] “artificial, descontextualizado”, es pensar saberes para la vida y como herramientas para la vida; es decir, que sirvan para cambiar las condiciones de vida.


Salirse de la lógica del aprendizaje escolar, “artificial, descontextualizado”, es pensar saberes para la vida y como herramientas para la vida; es decir, que sirvan para cambiar las condiciones de vida.


c ¡Alto! ¿Podemos hablar de enseñanza/aprendizaje?

Debemos detenernos para destacar la situación de que enseñanza y aprendizaje no son dos procesos simultáneos; por el contrario, van por separado. Si bien la enseñanza escolar, intencionada, implica la existencia de otro que aprende, no siempre que enseñamos se producen aprendizajes ni tampoco, cuando se producen, son los mismos para todas las personas involucradas. Esto depende de muchos factores, pero uno de los que nos gustaría destacar es la diversidad de puntos de partida entre ellas. Es decir, sabemos que nadie llega vacío a la escuela como pretendía la pedagogía tradicional, sino portando saberes previos acerca de todos los temas por enseñar, saberes que, como dependen de las experiencias sociales que atravesaron, pueden ser erróneos o estar incompletos. En este punto podemos trazar un puente que vincule al constructivismo con Freire y la pedagogía crítica, puesto que, si las experiencias son diferentes para quienes aprenden, lo son también para quienes enseñan. Lo que cada maestro o maestra trae como experiencias previas también son herramientas (o no) para la enseñanza que impartirá.

Cuando Freire afirma que “enseñar no es transferir conocimiento, es crear las condiciones para su construcción”, también está diciendo que de lo que se trata es de un sujeto activo (docente y aprendiz), un sujeto del diálogo, de un conocimiento que se construye (en el alumno), pero también de un sujeto responsable de crear las condiciones para su construcción (el docente).


No siempre que enseñamos se producen aprendizajes ni tampoco, cuando se producen,
son los mismos para todas las personas involucradas


En una entrevista sostenida con la pedagoga Marcela Terry,[6] ella nos decía:

…vos no podés adscribir a una pedagogía crítica sin pensar las características de ese sujeto que aprende. Pero me parece que Freire desde la pedagogía habla de eso sin meterse en los procesos psicológicos del aprender. Nos habla de construir y reconstruir, diferenciando los campos disciplinares y las preguntas de cada campo, recuperando las preguntas que las ciencias de la educación se hacen en un momento histórico. Me parece que van de la mano. Yo creo que la relación entre el constructivismo y las pedagogías críticas refieren a campos distintos y las preguntas son distintas. Me parece que comparten un espíritu de época, una mirada del momento de la ciencia que tiene que ver con volver a mirar a los sujetos, posicionarse desde una mirada de sujetos activos que construyen la realidad, que construyen el conocimiento. Me parece que eso es lo que se comparte, la mirada sobre el sujeto, la mirada sobre el conocimiento y las preguntas generales. Pero después las preguntas que se hacen van por otros caminos. El constructivismo está preocupado por cómo se aprende para, después de ahí, pensar la enseñanza. Lo compartido es ese enfoque y la crítica hacia los paradigmas tradicionales, tanto en la psicología uno como en la pedagogía tradicional, la otra.

Cuando Freire habla de los objetos cognoscentes y plantea críticas hacia lo académico, enfatiza la necesidad de no abandonar lo académico; por el contrario, de lo que se trata es de acercar ese campo y esos objetos a lo popular, para posibilitar su apropiación y transformación en una particular forma de emancipación para esos sujetos. Allí se puede leer la idea de construir. Y, aunque no se le nombre, podemos inferir que aparece el constructivismo con la idea de que hay que recuperar lo que traen los sujetos y entonces, además de los contenidos, hay que saber enseñar para que se produzca un cambio… ¿un cambio emancipatorio, recuperando lo que saben, pero empoderándolos en lo académico que la escuela debe enseñar?

Desde otro ángulo del constructivismo, le damos entrada a Lev Vygotsky,[7] quien suma a lo que decíamos con la valorización de la necesidad de trabajar con los otros, “con otros se aprende mejor” (Vygotsky, 1982, 50). Desde una mirada sociocultural, los conocimientos para Vygotsky son sociales e intersubjetivos primero para pasar a ser intrasubjetivos después. Es decir que, cuantas más situaciones de aprendizaje se les presenten a los sujetos, mayor desarrollo cognitivo se logrará, y esto nos da pistas para decir que nunca lo que saben o no saben los alumnos puede ser una limitante para enseñar o no determinados contenidos. Lo que hay que hacer es plantear buenos problemas y buenas estrategias de enseñanza para lograr que aprendan (Monereo y Pozo, 2003).


Cuantas más situaciones de aprendizaje se les presenten a los sujetos, mayor desarrollo cognitivo se logrará


Entendemos que la pedagogía y la psicología son dos campos distintos, pero aquí los relacionamos describiendo los procesos de aprendizaje y le sumamos, además, lo social, tan necesario en la teoría de Vygotsky y en la misma pedagogía. Este punto es una gran posibilidad de que los maestros vean a Freire, Vygotsky y Ausubel más presentes en sus aulas de lo que creían; de la mano de la enseñanza y de los conocimientos impartidos, pero también desde las condiciones para su apropiación.

Retoma Terry en la entrevista:

Freire habla de la autonomía y de una pedagogía crítica que no necesita pensar las características de ese sujeto que aprende. Sin embargo, creo que Freire, desde la pedagogía habla de eso sin meterse en los procesos psicológicos del aprender. Además, dice que “desde que nacemos estamos buscando respuestas para entender el mundo” y construimos el conocimiento desde nuestra experiencia para comprender y transformar el mundo.

Para todos los autores que fuimos nombrando, el lugar del docente es relevante, pero desde perspectivas diferentes. Mientras que Ausubel afirma que éste es el responsable de establecer puentes cognitivos que relacionen lo que ya saben los sujetos con aquello nuevo que deben aprender, Vygotsky lo ubica como uno de los tantos facilitadores que puede acortar esa zona de desarrollo próximo[8] a fin de acercar lo que ya saben a aquello que podrían saber.

Otro importante constructivista, Jerome Bruner,[9] dice que el docente es el andamiaje que viene para retirarse; es decir, está ahí para facilitar la tarea, y, al igual que los andamios, cuando termina la obra, se les retira y la pared queda pintada.

[En Freire] hay una idea de “igualar” en términos de que, docentes y estudiantes, son dos sujetos y que cada uno posee una cultura distinta. Yo creo que él piensa en una formación muy sólida que debe tener el docente y lo que él aporta en el encuentro educativo. No sé si en términos de asimetría sino más bien en el encuentro de dos sujetos en donde uno aprende del otro: quien enseña aprende y quien aprende enseña. La idea de la formación para Freire es importante (Terry, 2022)

¿Será que todos estos autores que pivotean entre la pedagogía, la psicología y la didáctica nos dan pistas para pensar las aulas en las que estamos?

De nuevo, la voz de Terry:

En Argentina, se viene discutiendo en diferentes ámbitos, la idea de construir una escuela pública popular, en el sentido de democrática, por igualadora de oportunidades; y popular en el sentido freireano, es decir, transformadora, democratizadora de los saberes. Cuando hablamos de escuela pública popular, entonces estamos refiriendo a un espacio que aloje a las mayorías y, a la vez, que sea un lugar en donde circule el saber académico, no devaluado sino jerarquizado como verdadero instrumento de emancipación, que invite a la transformación de las relaciones de poder a quienes se apropien de él. Por eso, los saberes no pueden ser cualquier saber sino saberes emancipadores. Desde ahí, ese debate viene hace ya unos años. Porque es lo más difícil: que quienes enseñan, enseñen aquello que consideran válido para transformar la realidad, y que, quienes aprenden, vean la herramienta que tienen en sus manos. Vivimos hoy en un contexto en donde prima el individualismo y mucha denuncia de caída de instituciones tradicionales. Un ejemplo de ello es la familia; si bien el matrimonio se reconoce como una institución, casarse es también un acto contrahegemónico. Probablemente sea a causa de la liquidez de los vínculos… Entonces por ahí pensaba que prácticas mínimas de mirada hacia el otro, de consideración hacia el otro, de diálogo, eso también es fuertemente contrahegemónico y son elementos que nos traen la educación popular y las pedagogías críticas como banderas y que hoy, quizá para una práctica educativa pequeña pero que se plantea con la presencia de alguno de estos elementos, es un montón, porque lo que prima es una desolación importante, una caída de proyectos importante… Lo que quiero decir es que hoy, prácticas desde las pedagogías críticas o la educación popular no quieren decir “hacer la revolución”; estar en un enorme proyecto político, transformador… Me parece que tenemos que mirar en lo mínimo y en lo cotidiano de esas escenas educativas esos elementos disruptivos, contrahegemónicos y transformadores. Entonces desde ahí podemos pensar lo que está pasando en esa práctica concreta…

A modo de síntesis, podríamos decir que en este escrito hicimos un esfuerzo por relacionar la importancia de la tarea que Freire propone para la enseñanza y el modo en que el constructivismo la instrumenta desde campos disciplinares diferentes, pero ambos funcionales para la tarea docente y el acto educativo en la escuela.

Sin ánimos de forzar las teorías intentamos vincular cuestiones que muchas veces las vemos en abstracto y por separado. Queremos aportar a la idea de que todo lo que tenemos son herramientas que abonan a pensar la escuela en el día a día. Enseñanza, aprendizaje y contenidos se dieron cita en este artículo para aportar algunas ideas y abrir nuevas preguntas que nos posibiliten seguir pensando. Sigamos pensando a partir de ellas.

c Referencias

BAQUERO, Ricardo (2006). Sujetos y aprendizaje. Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la República Argentina.

CARRETERO, Mario (2004). Constructivismo y educación. Editorial Aique Didáctica.

FERNÁNDEZ, Tomás, y Elena Tamaro (2004). Jerome Bruner. Biografías y vidas. La enciclopedia biográfica en línea. https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/bruner.htm Ir al sitio

FREIRE, Paulo (1993). Cartas a quien pretende enseñar. Siglo XXI Editores.

MONEREO, Carles, y Juan Ignacio Pozo (2003). La cultura educativa en la universidad: nuevos retos para profesores y alumnos. Carles Monero y Juan Ignacio Pozo (eds.). La universidad ante la nueva cultura educativa. Enseñar y aprender para la autonomía (15-30). Síntesis.

VYGOTSKY, L[ev] S[emenovich] (1982). Obras escogidas. II: Pensamiento y lenguaje. Editorial Pedagógica.

Notas

* Licenciada en Psicología por la Universidad de Buenos Aires y en Educación por la Universidad Nacional de Quilmes, Argentina; diplomada en Gestión Educativa y Enseñanza de Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales; profesora para la Enseñanza Primaria y formadora de formadores. Ha trabajado en la formación de docentes durante 15 años.
  1. Según la teoría constructivista de la que hablemos, la interacción es la relación mutuamente dependiente que se establece entre el sujeto que aprende y el medio, objetos o personas para construir conocimiento o potenciar el desarrollo cognitivo.
  2. David Ausubel (1918-2008) fue un psicólogo y psiquiatra estadounidense que formuló grandes aportaciones al constructivismo.
  3. Remitimos al artículo anterior en donde explicamos los conceptos de educación bancaria y educación emancipadora o para la liberación: “Paulo Freire, cuando educar es la tarea”, [https://issuu.com/edilar/docs/cdm-321?fr=sYzNhNzU1MDA1NDU]. Ir al sitio
  4. En Brasil, tía es el nombre que le dan/daban a las maestras. Freire, en este texto, va desarmándolo para traducirlo en trabajo, profesión o especialidad. Citamos sólo la conclusión pero invitamos a leer las páginas 27, 28 y 29 del texto referido.
  5. Ricardo Baquero (2006) plantea que el aprendizaje escolar es un tipo de aprendizaje artificial y descontextualizado porque es producto de la escuela y para la escuela, además de estar muy lejos de los ámbitos en donde la ciencia construyó ese conocimiento.
  6. Marcela Terry, pedagoga argentina, estudiosa de Paulo Freire, que fuera entrevistada para el artículo referido en la nota al pie 3.
  7. Lev Vygotsky (1896-1934) fue un filósofo y abogado ruso que hizo aportaciones significativas a la psicología y a la lingüística. A la primera incorporó el análisis didáctico marxista, lo que tuvo grandes repercusiones en la educación y en la medicina. Es el fundador de la teoría sociocultural en psicología.
  8. Vygotsky formula el concepto de zona de desarrollo próximo, que es la distancia entre el conocimiento real (lo que ya se sabe) y el potencial (lo que se podría llegar a conocer con la ayuda de un adulto o de un par que sepa más que él).
  9. Jerome Seymour Bruner (1915-2016), psicólogo y pedagogo estadounidense, “[a]l igual que Piaget, observó que la maduración y el medio ambiente influían en el desarrollo intelectual, aunque Bruner centró su atención en el ambiente de enseñanza. Al igual que Ausubel, advirtió la importancia de la estructura, si bien se concentró de forma más especial en las responsabilidades del profesor que en las del estudiante […] El educador ha de reducir la complejidad de aquello que el educando ha de hacer para completar la tarea. Este ‘andamiaje’ (scaffolding) consiste en aceptar sólo aquello que el educando es capaz de hacer, completando el educador el resto de la tarea. Para ello es necesario segmentar primero, ritualizar o dar forma a algunas subrutinas y completar aquello que el educando no es aún capaz de realizar por sí mismo” (Fernández y Tamaro, 2004).

c Créditos fotográficos

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CORREO del MAESTRO • núm. 322 • Marzo 2023